
La educación como un componente de la gestión museal ha sido desde los inicios del Programa Ibermuseos un eje fundamental de trabajo. Lo anterior, ya que existe un amplio consenso en que las acciones educativas que realizan los museos forman parte de su esencia y ayudan a alcanzar el logro de sus misiones como entidades complejas con una ineludible vocación social.
En este contexto entendemos la educación en su más amplio espectro y diversidad: desde la tradicional complementariedad con la educación formal en todos sus niveles hasta las más variadas experiencias de mediación e interacción con distintos grupos etarios, como pueden ser las infancias y los adultos mayores. Los museos asumen su aporte educativo considerando y aplicando enfoques de derecho con la intención de ir disminuyendo brechas de acceso y saldando deudas históricas en cuanto a su oferta y relación con las comunidades. Hemos podido avanzar y mejorar gracias a que se ha tomado consciencia de la responsabilidad de los museos como parte del tejido social y de su potencial como agentes de cambio que pueden aportar al mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
Cada vez se hace más evidente la necesidad de ir actualizando, en consonancia con los cambios globales, la forma de abordar las acciones educativas, el lugar desde donde los museos hablan y los lenguajes que utilizan. Entonces, asumir relatos que se basan en preguntas que activan reflexión y motivan interés, transmitir valores universales que unen, provocar cuestionamiento a lo establecido, favorecer el reconocimiento y uso de los sentimientos, procurar relaciones afectivas que promuevan un buen vivir, son algunas de las miradas y estrategias que los museos están incorporando en su quehacer educativo, tratando de ser un aporte para sus comunidades.
El rol educativo de los museos no está centrado exclusivamente en sus equipos educativos, sino que es parte de una gestión integral que involucra otras áreas y ofertas e incluso a comunidades con las que los museos se relacionan. El Premio Ibermuseos de Educación cumple 14 años reconociendo y promoviendo este accionar educativo realizado por museos en Iberoamérica, pues no solo celebra la creatividad y el compromiso de quienes trabajan en el ámbito educativo museal, sino que también reconoce la importancia de la colaboración y el esfuerzo colectivo.
Las 12 convocatorias del Premio han evidenciado una gran participación del sector de los museos en la región, no solo presentando proyectos innovadores y transformadores, sino también en la gestión, la evaluación y disponibilización de los resultados. El minisitio que estamos presentando busca tanto reunir toda la información disponible relativa al Premio, como reconocer la labor de quienes han ayudado a construir su historia.
Un agradecimiento especial para las centenas de personas que han colaborado desde las comisiones nacionales y especiales de evaluación a lo largo de los años, cuya dedicación y profesionalismo ha sido fundamental para garantizar que cada edición del Premio sea un reflejo auténtico de la actualidad y la relevancia de las iniciativas presentadas. También es justo reconocer el esencial trabajo que ha realizado la Unidad Técnica del Programa Ibermuseos a lo largo de los años, garantizando los avances del Premio no solo en los aspectos organizacionales, sino también en su efectiva vinculación con las comunidades.
Por último, pero no menos importante, es necesario agradecer a los países miembros que conforman el Programa Ibermuseos y mencionar el financiamiento que, en los inicios, aportó la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) para la puesta en marcha del proyecto que hoy celebramos.
Alan Trampe
Presidente Consejo Intergubernamental del Programa Ibermuseos
